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Columna

¿Estoy obligado a vacunarme en el trabajo?

By Columna

Ya llevamos un año desde que el Covid-19 llegó a nuestro país y tal ha sido nuestro cambio de vida, sumado a un sinnúmero de restricciones que podemos estar o no de acuerdo con ellas, que no podemos desconocer que hemos sido remecidos en nuestro diario vivir de una manera inimaginable.

Pues bien, dicho lo anterior, ahora nos encontramos en un escenario que nos da una gran esperanza de aproximarnos a una posible normalidad gracias a la alta tasa de vacunación que va en ascenso. Pero ¿me pueden obligar a vacunarme en el trabajo?  La obligatoriedad de vacunarse en el ámbito laboral puede parecer un tema para muchos sencillo, ya que, como lo ha expresado el propio gobierno “la vacuna es voluntaria”, pero esta respuesta, que en una primera lectura no parece llevar una complejidad mayor, se nos podría complicar en un futuro no muy lejano.

Pero, si la señal del gobierno es tan clara ¿cómo es que el tema se podría llegar a entrampar? Bueno, para comenzar me surgen las siguientes interrogantes: ¿en una entrevista de trabajo me podrán preguntar si estoy vacunado? ¿será una discriminación si al momento de desvincular el empleador se inclina por trabajadores no vacunados? ¿se podrá exigir en el curriculum mencionar si el trabajador está vacunado o no?

Estas preguntas en una primera mirada no deberían tener mayor complejidad, pero, qué pasará cuando el contratante justifique ese actuar según lo estipulado en la propia ley (artículo 184) del Código del Trabajo, que señala que el empleador estará obligado a tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores. Entonces, puede pasar que el empleador de buena fe y considerando los estragos que ha ocasionado la pandemia, solicite la vacunación para dar protección a la totalidad de los trabajadores, que por lo demás parece una medida válida, proporcional e idónea para dar protección a la salud.

Al parecer, lo que se podría llegar a producir es un choque de normas en donde claramente va a primar una constitucional, pero, no es menos cierto que el derecho debe tener un espíritu y si ese espíritu es proteger la vida, creo que la respuesta se vuelve obvia.

Debemos recordar que existen ciertas empresas que en relación a la función realizada por el trabajador pueden exigir aptitudes físicas como los llamados exámenes ocupacionales de trabajo en altura. En este caso, si ese trabajador llegase a tener problemas de sobrepeso o cardíacos no calificaría para ese empleo, lo que a todas luces no nos pone en presencia de una discriminación arbitraria e ilegal. Otro ejemplo es el de trabajadores de casa particular contemplada en el artículo 152 del Código del Trabajo que señala que toda enfermedad contagiosa, clínicamente calificada, de una de las partes o de las personas que habiten la casa, da derecho a la otra parte para poner término al contrato.

En conclusión, el llamado es informarse por medios formales e idóneos y entender que una u otra postura en presencia de esta pandemia puede resultar igual de válida, por lo que, para este tema, será de gran importancia el pronunciamiento que tengan los tribunales de justicia.

Francisco González Godoy

El lento avance de la reforma previsional

By Columna

Hace más de un año se inició la tramitación de la reforma previsional en el congreso. Dicha reforma responde en parte, al conjunto de demandas emanadas desde el 18-O. Bajo este marco, el proyecto se divide en cuatro pilares fundamentales. El primero corresponde a un 6% de cotización adicional al porcentaje ya pactado bajo las normativas actuales, y con cargo al empleador. El segundo corresponde a la ampliación de la cobertura del pilar solidario desde el 60% actual a un 80% beneficiando potencialmente a más de dos millones de pensionados. En el tercer pilar, se pretende incrementar la pensión básica solidaria para asegurar que ningún pensionado bajo esta modalidad tenga una pensión por debajo de la línea de la pobreza. Dicha medida busca anticipar el reajuste para pensionados entre los 65 y los 74 años. Finalmente, se pretende ampliar la regulación a las administradoras de pensiones (AFPs), otorgando mayor competencia en la industria y transparencia, y con ello bajar las actuales comisiones y cobros operativos de las AFPs.

Si bien se han presentado distintas indicaciones al proyecto del Ejecutivo, así como propuestas alternativas con el fin de aumentar las actuales y futuras pensiones, aun existe poca claridad, por ejemplo, del destino y administración de la cotización adicional, presumiéndose que la mitad iría directamente a los fondos individuales y el remanente a un fondo colectivo de carácter solidario. Si bien esta fórmula ha sido ampliamente analizada, aun quedan dudas de la sustentabilidad y factibilidad del proyecto, considerando principalmente la caída en la tasa de natalidad que experimenta nuestro país y las consecuencias derivadas del COVID19, especialmente en materia económica. En este aspecto, los ingresos excedentarios del cobre parecieran generar expectativas de crecimiento económico, aunque hay que mirar con cautela este incremento en los ingresos pues responde más bien a un shock transitorio derivado de las restricciones de oferta a raíz de la pandemia.

Ahora bien, a pesar de la urgencia e importancia de la reforma previsional, el mundo político no ha logrado generar un acuerdo y cada vez se tensionan aun más las discusiones frente a los componentes que abarca la reforma, principalmente en el destino de la cotización adicional. La discusión del proyecto ha sido dominada por dos importantes posiciones políticas. Por un lado, los más conservadores que defienden la capitalización individual y el actual modelo previsional que ya todos conocemos, en donde las AFPs mantienen su condición administrando este 6% adicional. Y, por otro lado, políticos de oposición, mayormente inclinados a que, al menos, el 50% de cotización extra vaya a un fondo colectivo. En esta materia es clave llegar a un consenso en la tramitación de la reforma, por lo cual se espera que cada parte involucrada en la negociación ceda o dé un margen de acción para lograr los acuerdos necesarios. Dada la urgencia de la reforma que impactará principalmente a los actuales y futuros pensionados y pensionadas más vulnerables de nuestro país, es de esperar que en los próximos días por fin podamos ver salir humo blanco en esta tensa discusión.

Mauricio Oyarzo Aguilar

Mujeres, la primera línea invisible

By Columna

Ya en noviembre pasado la Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció que “Mujeres líderes: por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19” sería el tema para la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, hoy 8 de marzo de 2021.

No cabe duda que la crisis sanitaria develó que, pese a los esfuerzos realizados por mujeres y niñas en todo el mundo, la brecha de género está lejos de cerrarse. Con la pandemia las mujeres enfrentaron un aumento de la violencia doméstica, un alza de tareas de cuidados no renumerados, más desempleo y más pobreza.

Y las cifras lo confirman. Por ejemplo, si bien el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género reveló que en Chile hubo una disminución de las denuncias efectivas por violencia intrafamiliar, las llamadas al fono de ayuda aumentaron en más de un 70% en relación al año 2019.

Por otra parte, según datos entregados por ComunidadMujer, un millón 837 mil personas perdieron sus empleos, de las cuales un 48,9% fueron mujeres. ¿El problema? Un 88% de estas mujeres que se salieron de la fuerza laboral no están buscando trabajo, lo que significa el retroceso de una década en términos de igualdad de género en el mercado laboral.

Las razones se han expuesto en más de una ocasión: las mujeres siguen siendo las personas encargadas de las labores domésticas y el cuidado de niños y adultos mayores, junto con ser quienes se llevan la mayor carga emocional y mental del núcleo familiar. Un estudio del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales reveló que el 38% de los hombres de familia no habían dedicado tiempo a tareas domésticas y en el caso de hogares con menores de 18 años, el 71% tampoco había ayudado al acompañamiento de tareas escolares.

Lo anterior se puede visibilizar y convertirse en una oportunidad para todo tipo de organización, valiéndose de su herramienta más visible: la propia marca. Entonces, ¿cómo podemos ayudar desde el marketing?

Lo primero, continuar con los esfuerzos de anular los clásicos estereotipos publicitarios que muestran a la mujer al cuidado de la casa y al hombre en la oficina. Segundo, comprometerse de verdad y velar para que los mensajes y los anuncios favorezcan el empoderamiento de las mujeres. ¿Por qué? El género femenino es dos veces más proclive a valorar positivamente una marca que realiza un anuncio empoderador y son cerca de un 80% más propensas a interactuar con el aviso, ya sea dándole un “me gusta”, compartiéndolo, dejando un comentario o siguiendo a la cuenta de origen. Si a esto le sumamos que las mujeres deciden el 80% de las compras, vale la pena considerarlo.

Así, las mujeres no solo se encuentran en la primera línea de la crisis de la Covid-19 como trabajadoras de la salud, cuidadoras, innovadoras u organizadoras comunitarias, también se encuentran entre las y los líderes nacionales más ejemplares y eficaces en la lucha contra la pandemia. Por lo tanto, el marketing no puede estar ajeno a esta primera línea y ayudar a la visibilización de los esfuerzos de mujeres y niñas para forjar un futuro más igualitario y volver a ganar el terreno perdido durante esta crisis.

Paola Zerega Tallia

Vacaciones, ¿mi única recompensa post 2020?

By Columna

A casi un año del primer confinamiento obligatorio en Chile, podemos ver el cansancio y fatiga en muchos trabajadores de nuestro país. Es por este motivo que, llegado el verano, se han hecho cruciales las tan ansiadas vacaciones. Éstas, tendrán que darse en un formato distinto al acostumbrado y, en muchos casos, proyectarlas en nuestras casas sin tener la opción de desplazarnos fuera de nuestras ciudades. A pesar de lo anterior, será fundamental que cada uno pueda interrumpir sus rutinas y así recargarse de energías, previniendo de la mejor manera un posible contagio.

Sin embargo, no sólo serán las vacaciones las que nos permitan mantener la productividad de cara a un nuevo año laboral. En este nuevo contexto tendremos que pensar en otro tipo de herramientas que nos permitan mejorar el nivel productivo de cada uno de nuestros colaboradores y, también, retener sobre todo a aquellos que han destacado en su trabajo. Es aquí donde surge la necesidad de avanzar en un mejor sistema de beneficios empresariales. Muchos asociarán esa palabra a un desembolso de recursos económicos, pero no es necesariamente así.

Producto de la crisis económica, los sueldos promedios en nuestro país han tenido un descenso en casi todo el mercado laboral, razón por la cual muchos trabajadores al momento de pensar en aceptar una nueva oferta de trabajo, ya no sólo piensan en la renta que percibirán por éste, sino que ahora también existe un análisis de compensación en relación a los beneficios ofrecidos, es decir, un salario de carácter emocional.

Previo a la pandemia era habitual encontrar empresas que asignaran entre sus trabajadores cheques de restaurantes o convenios deportivos o subsidios de combustible, sin embargo, con la llegada del Covid-19, muchos de estos privilegios quedaron obsoletos dada la imposibilidad de poder utilizarlos. Fue así como miles de empresa se replantearon las ayudas de cara a sus colaboradores, entregando apoyo psicológico, soporte a internet, asistencia médica, entre otros beneficios acordes al nuevo contexto. Lo que más llamó la atención en las empresas fue que el beneficio más apreciado era el tiempo libre remunerado más allá de las vacaciones, generando un gran componente de engagement o compromiso de parte de sus trabajadores.

Si bien es cierto que aún no hay certeza si estas nuevas medidas desplazarán por completo los beneficios clásicos, sí está claro que las empresas comprendieron que ya no sólo las vacaciones generan mayor productividad en los equipos, sino que se requiere de equipos comprometidos con la marca para poder seguir avanzando en un contexto complejo.

Es por esto que una política de beneficios adaptada y ajustada a las necesidades de la empresa, donde el mercado es cambiante y cuando el tiempo libre es el bien más apreciado por las personas, debe ser repensada, adaptada y contenida en el marco de flexibilidad que el entorno nos exige. Ya no basta con crear beneficios estandarizados o “paquetizados”, ahora debemos adecuarnos a las realidades de la empresa y sus trabajadores. Sólo así, y complementado con una correcta comunicación de éstos, las empresas podrán continuar desarrollando sus modelos de negocios y reteniendo talentos.

Loreto Novoa Capponi

El valor del agua

By Columna

Dentro de las sorpresas que nos dejó el 2020, algunas noticias relevantes pasaron desapercibidas. Una de ellas ocurrió el 7 de diciembre, cuando se informó que el agua de California comenzó a cotizarse en el mercado de futuros de commodities y materias primas. La noticia sacudió a muchos sectores y dirigió las miradas respecto a la posibilidad que esto se pueda replicar en otros mercados mundiales.
De inmediato surgió la pregunta: ¿es el agua un bien comercializable al 100%? ¿podemos aplicar la mezcla de marketing para promocionar, poner precio, vender en un lugar y distribuir a la mejor oferta, este bien de uso público?
La empresa que lanzó en Wall Street el primer contrato de mercados de futuro a nivel mundial, permitirá que los compradores y vendedores puedan intercambiar un precio por la entrega de cantidades fijas de agua en un futuro. Si bien esto pareciera “novedoso”, lo cierto es que el agua siempre ha presentado un precio, ya sea en la botella que compramos en un supermercado, en los alimentos que consumimos o en la energía que utilizamos. La novedad es que ahora su precio será más visible.
No se puede obviar que el agua es también un bien de uso colectivo. Entonces ahí tendríamos (o tenemos) un problema. Si bien en la gran mayoría de los países las leyes consideran el agua como un bien de uso público, algunos países han otorgado derechos de uso a través de concesiones o licencias administrativas o han entregado servicios a empresas privadas, como sucede en Chile.
Aquí ya se puede analizar la oferta, demanda, estrategia, marketing, entre otros. Si el agua es costosa, existirán incentivos para ahorrarla o no usarla. En la vereda opuesta está el caso de las consecuencias de que el agua se obtenga a bajo precio. Y se debe agregar que en la actualidad no se pueden dejar de lado los valores ambientales, derechos sociales o articulación del medio rural.
¿Por qué nos debieran preocupar los efectos de la cotización del agua en la bolsa de valores? Existen varias respuestas. Primero, la regulación del agua en nuestro país establece que no hay afectación a un uso particular en los derechos del agua, y en ese sentido pareciera ser una de las regulaciones de las de más baja claridad existente. Segundo, el factor sequía y el hecho de que el agua es un recurso finito. El cambio climático nos ha golpeado fuertemente en el uso de este recurso. De hecho, según el World Resources Institute, Chile está en el lugar 24 en la lista de los países que enfrentarán un estrés hídrico extremadamente alto de aquí al año 2024, siendo el único país latinoamericano en esta condición.
Tenemos enormes desafíos por delante, dentro de los cuales, que el agua tenga hoy un valor transparente de mercado es solo uno de ellos. Mejorar la calidad de la información, gestión integrada de recursos hídricos, eficiencia de agua y uso estratégico de recursos son los caminos a seguir. De esta forma el marketing será útil no solo para comercializar el agua, sino que será un marketing social que transparente la problemática hídrica como país, entregando soluciones concretas para reducir brechas de las comunidades, enfocándose en la sostenibilidad y apoyado con la envolvente economía circular.
Yerko Cortés Soza

Efectos del Covid 19 en la educación

By Columna

La educación tiene un papel fundamental en la vida de las personas sin distinción económica, de edad o sexo. Por eso, es importante indagar sobre la innovación educativa y cómo ésta puede influir positivamente en las personas.
Así, podemos observar que, en los últimos diez años tanto la educación escolar como profesional en nuestro país ha tenido gran participación por parte de la ciudadanía y, por ende, los efectos del Covid 19 afectan significativamente las formas de educar.
En este sentido: ¿cómo nos podemos desarraigar o desprender de nuestros métodos tradicionales de educación y avanzar con todo lo que el día a día nos presenta? Existen modelos alternativos que plantean que lo más importante es que los estudiantes crezcan felices y no reciban solo la mera entrega conocimientos. Entonces surge la interrogante sobre si todas esas teorías realmente favorecen a los estudiantes, que en realidad son la prioridad de la labor docente. Es decir, si tomamos las distintas propuestas de enseñanza que se han aplicado ¿tendrán el mismo resultado?
Para esto, se tendría que tener en cuenta el contexto, el nivel económico y cultural, la religión y cada una de las características que pueden representar a una región si innovar es tan sencillo. Por tanto, es clave la innovación y desafiar la educación tradicional, buscando progresar en la pedagogía.
Muchos países han realizado investigaciones científicas para medir el coeficiente intelectual de sus estudiantes y tratar de entender por qué unos países son más desarrollados que otros. ¿Son acaso los recursos económicos que hacen que se presenten estas grandes brechas? Puede ser que sí, pero es más importante la forma en cómo se transmiten esos conocimientos o saberes que permiten mayor o menor desarrollo. Aquí es donde aparece la importancia de la educación en familia y cómo ésta vincula a toda la sociedad.
El Covid 19, como efecto, nos ratifica esta importancia ya que da cuenta de cómo los padres y madres, que no habían tenido acceso a la educación de sus hijos, se han motivado para ayudarles, mejorando la comunicación, potenciando el vínculo familiar, alfabetizándose en la formación digital, favoreciendo la participación, ayudando a sus hijos en el cumplimiento de sus deberes escolares fomentando y motivando sus hábitos de estudio.
También ha hecho que las familias se pregunten sobre el futuro educativo de sus hijos, motivándolos para que estudien en niveles superiores y se sientan motivados y felices de asistir al colegio porque tienen grandes expectativas. Los familiares que se han ido formando aumentan su autoestima y mejoran sus posibilidades para acceder al mercado laboral. También se ha evidenciado que la participación en actividades de formación de los familiares que se han puesto de acuerdo en los horarios para asistir a sus capacitaciones, ha promovido una mayor implicación en otros espacios.
En consecuencia, el Covid 19 no solo nos obligó a vivir con distanciamiento social, sino también a cambiar el paradigma de la forma de educarnos, convivir, y mirar el futuro. Incorporando las tecnologías, la virtualidad y potenciando la conectividad tecnológica.
Mauricio López Muñoz

ekarmach

El costo de la vida, perspectivas

By Columna

Al parecer no es casualidad que el primer mes del año tenga por nombre Enero, toda vez que hace referencia al dios romano Jano, a quien se le representaba con una estatua de dos caras, con la capacidad de ver lo sucedido y el futuro al mismo tiempo.
En este sentido, recopilando antecedentes de lo que comenzamos a vivir hace ya casi 10 meses, creo que es propicio valorar los costos asumidos hasta ahora y los que vendrán.
Desde una perspectiva conceptual, el término costo se distingue del gasto. Con el primero, se espera recuperar su desembolso, dicho de otra manera, el costo se recupera, el gasto no; este último se puede eliminar, el costo no se puede suprimir. Con este enfoque, podríamos decir que el costo de la vida hasta ahora es todo lo que hemos invertido y sacrificado por seguir adelante.
En materia tributaria, el costo de la vida para quienes emiten boletas de honorarios se incrementará en un 0,75%, es decir, de una retención del 10,75% de sus honorarios deberá retener un 11,5% de las boletas emitidas a partir del 1 de enero de 2021. Esta alza será gradual en ese diferencial hasta el año 2027 y de un 1% para el año 2028 con un régimen final del 17%. Así, posiblemente, ciertos profesionales evaluarán su continuidad para documentar sus ingresos.
Y si de boletas se trata, las boletas de ventas y servicios también sufren cambios a partir del 1 de enero. Deberán ser emitidas de manera electrónica reflejando el Impuesto al Valor Agregado (IVA) separado del valor del bien y/o servicio. Además, la resolución 176 del Servicio de Impuestos Internos (SII) del 31 de diciembre de 2020 establece su emisión si un consumidor paga con efectivo; en su defecto, si paga con tarjeta de débito/crédito u otros medios de pago electrónicos, sólo se deberá emitir el comprobante de pago electrónico o voucher.
A nivel de empresas, los contribuyentes que se hayan acogido al régimen tributario Pro Pyme de la Ley de Impuesto a la Renta, siempre y cuando hayan cumplido con los requisitos para ello, pagarán un 10% de Impuesto de Primera Categoría para rentas obtenidas en el año comercial 2020. Dicho sea de paso, un régimen tributario es el modo en que las empresas y sus socias/os pagan sus impuestos, sí, sus impuestos, dos veces: por la empresa que forman y por las utilidades personales que perciban de ella, considerando los beneficios tributarios legales que este “binomio” genera.
Ahora bien, en el plano de las asociaciones mencionadas por un bien en común, es innegable que el contexto sanitario ha evidenciado conductas de variada índole. Algunas han sido un “gasto” y han generado parte del escenario que enfrentamos, y otras conductas han sido pro sociales, de cooperación y participativas, donde el “costo” está formado por todas aquellas conductas tendientes a tomar parte en actividades y decisiones destinadas a la colaboración espontánea para el bien común. Supone autoconocimiento de necesidades y capacidad de satisfacerla a partir de la articulación con otros; conocimiento de las necesidades de los demás y recursos personales para comprometerse con ellos. Es una manera de construir comunidad (Corvalán y Fernández, 1998).
Elías Karmach Sánchez

Bienvenido 2021, cuando quieras me vacuno

By Columna

La irrupción de la pandemia provocada por el coronavirus, junto con la dificultad surgida en intentar controlarla adecuadamente en un tiempo razonable, ha implicado un cambio drástico en nuestras costumbres y en nuestras formas de llevar a cabo un gran número de actividades fundamentales para nuestro diario vivir, producto del confinamiento forzoso al que hemos tenido que someternos, con el objetivo de atenuar los contagios.
Para asegurar que las medidas decretadas por la autoridad sean respetadas y acatadas por los ciudadanos, hemos tenido que soportar y aceptar el control en las calles y mostrar los permisos, pasaportes o salvoconductos correspondientes. Ya no es cosa de llegar y salir a la calle, también hay que fijarse en el último dígito de la patente del auto, porque hoy nos podría tocar restricción vehicular. No olvidemos tampoco el uso correcto de la mascarilla, mantener una mínima distancia respecto a otra persona, etc. Lo más parecido a la “sociedad de control” que predijo Gilles Deleuze allá por 1990. En situaciones críticas como la que vivimos actualmente, es cuando con mayor claridad se expresa la idea del individuo como sujeto de control, lo que de cierta forma se contrapone con el verdadero sentido de la educación, cruzado de términos como libertad, autonomía, desarrollo integral y otros.
En la misma línea, alumnos, profesores y padres, tuvimos que adaptarnos a la modalidad de aprendizaje en un espacio virtual, dentro de un hogar que ha tenido que adaptarse físicamente a esta nueva realidad. Las dificultades no fueron pocas: falta de un espacio adecuado para poder realizar o asistir a una clase, falta de equipamiento adecuado; regular, mala o nula señal de internet, falta de competencias en el plano de la enseñanza-aprendizaje virtual, etc. Las enormes brechas, de acuerdo al nivel socio-económico de los estudiantes, obviamente que también quedaron reflejadas en este proceso.
El informe “Education at a glance”, de agosto de 2020, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), advierte sobre dos preocupaciones apremiantes: la falta de aprendizajes por parte de los alumnos que, según algunos economistas, tendría una repercusión directa sobre la productividad y el crecimiento de la economía; y cómo la desaceleración económica afectará el financiamiento público para la educación.
Claramente, también hay aspectos positivos que destacar, por ejemplo,  adquirir competencias que antes de la pandemia no teníamos, compartir más experiencias en el hogar, aprender a gestionar mejor nuestros tiempos, reducir el gasto en desplazamientos dentro de la ciudad y valorar que quedarán capacidades instaladas que pueden volver a utilizarse sin mayor esfuerzo en el futuro.
En estos momentos todas las esperanzas de la gente se vuelcan hacia la llegada de la vacuna, pero hay que ser precavido, la vacuna no lo es todo y seguramente tendremos que seguir, al menos por un tiempo, cumpliendo con las medidas básicas de prevención de contagios. También se deberá estar atento a lo que pueden provocar aquellos grupos o movimientos anti-vacuna, si se resisten a ser inoculados. Pero, por ahora, bienvenido 2021, cuando quieras me vacuno.
Carlos Figueroa Moreno

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