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Un pedagogo, de acuerdo a su etimología griega, es un “conductor de niños”. En la antigua Grecia, los paidagogos, eran esclavos de familias acomodadas que, entre otras actividades, acompañaban a los niños a la escuela. Actualmente, el pedagogo es quien guía el aprendizaje de niños, adolescentes, jóvenes y/o personas mayores, siendo una actividad importante que no siempre se respeta y se reconoce como debiera.

El mejor elemento para predecir el aprendizaje y los logros de los escolares es la calidad del profesor (Hanushek y Rivkin, 2012; Hattie, 2008; OCDE, 2005), que tiene un impacto más directo en el aprendizaje que la estructura material, presupuestos, programas de estudio, inspecciones y sistemas de rendición de cuentas o la gobernanza. Por lo tanto, el objetivo debería ser la elaboración de políticas que permitan reclutar a profesionales titulados altamente calificados, ofrecer un desarrollo profesional continuo y asegurar la progresión en la carrera, así como también ofrecer condiciones laborales y salarios atractivos (Schleicher, 2011).

Para cumplir con lo anterior, el sistema educacional necesita más y mejores profesores, pero en Chile está ocurriendo justamente lo contrario. Desde el año 2005, la matrícula de primer año es relativamente estable en especialidades como Lenguaje, Matemática e Inglés; otras han venido definitivamente a la baja, como Historia y Geografía, Educación Física y Música. El caso de Pedagogía Básica es especialmente preocupante; pasó de tener 5.548 alumnos en 2005 a 1.751 en 2020. Hay situaciones críticas, como Física, que tiene una matrícula de solo 103 alumnos, Educación Técnico-Profesional que tiene una matrícula de apenas 77 alumnos y Educación Tecnológica que no tiene alumnos matriculados en primer año. Así es, ¡cero alumnos matriculados en primer año en todo Chile!

Otras cifras: el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, detalla que desde el año 2018 al 2020 ha habido una baja en la matrícula de pedagogía de un 29%. A su vez, Elige Educar, iniciativa público-privada que funciona al alero del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica, concluye que solo en 2021 la caída de la matrícula, respecto al año anterior, fue de 19%, lo que, a juicio de la entidad, implica que si esta tendencia no se revierte en cuatro años más se producirá una falta de profesores.

La pandemia solo explica una pequeña parte del problema. Hay otras causas con respecto a la falta de interés decreciente por las pedagogías, como por ejemplo: condiciones laborales, remuneraciones, incentivos o desarrollo profesional.

Lo anterior plantea desafíos que es necesario abordar a través de políticas públicas. Así, la Subsecretaría de Educación ha entregado, a través de la conformación de la mesa de expertos para “atracción a las pedagogías”, un documento final con 19 propuestas sustentadas en cuatro ejes: Atracción a Carreras de Pedagogía, Acceso, Formación Inicial Docente y Trayectoria Docente. Pero, al revisar el informe se evidencia que el foco está puesto en los tres primeros ejes y al tema de las bajas remuneraciones o el desarrollo profesional no se le da la relevancia que debiera tener, si queremos avanzar en soluciones.

Carlos Figueroa Moreno

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